CAMPBELL Y LA HIERBA


Gal Gomila


Pienso en la hierba... ya sabes, cada dos semanas viene un tipo con una segadora y la corta. Supón que la hierba dijera: "Bueno, al diablo, ¿para qué seguir esforzándose si nos cortan todo el tiempo?". Pero sigue creciendo. La fuente no se preocupa por lo que sucede una vez que ha generado vida. Lo que importa es dar y llegar a ser. Todos los mitos se ocupan de decirte eso.

Joseph Campbell, El poder del mito

Joseph Campbell (Nueva York, 1904) fue junto a Mircea Eliade el mitólogo más importante de la segunda mitad del siglo XX. Profesor emérito de literatura en el Sarah Lawrence College de Nueva York, fue un reconocido escritor y conferenciante que dejó un legado de mucho valor en el campo de la mitología comparada.

¿Te has parado a pensar alguna vez por qué la golondrina continúa construyendo su nido a pesar de que, después de tan arduo trabajo, quede luego destruido? Su voluntad es mayor que la tragedia de la vida, de la que por ingenuidad o ignorancia huimos o manipulamos. El sueño del protoplasma tiene sentido, dirá Campbell, cuando la voluntad empuja el deseo de vivir aun sabiendo el terrible final que acontece.

De Joseph Campbell, de sus mitos, del grial, del camino del héroe y del “monomito” (término acuñado por él mismo para definir el modelo básico de muchos relatos épicos de todo el mundo) hablaremos más adelante, centrándonos, como no puede ser de otra manera, en torno al arte de escribir y el anclaje de una buena historia.

Entonces, ¿por qué vivimos? Porque vivimos.

Todo el pensamiento racional occidental se derrumba (con permiso del nihilismo) por la sencilla idea del drama humano: "La fuente no se preocupa por lo que sucede una vez que ha generado vida". ¿Y qué entendemos por drama humano? Nada de escepticismos baratos ni tragedias griegas; tampoco fábricas de la muerte, con sus hornos marcando el fin de la modernidad; ni otros holocaustos actuales que no precisan redención.

Sencillamente, la voluntad de "dar y llegar a ser", dirá Campbell, como motor de una necesidad urgente de reproducirse y seguir siendo: "No pienso, luego existo". Entonces, preguntémonos si hay ego en ese proceso, ante el auténtico sueño del protoplasma. A nuestro juicio, ni siquiera somos conscientes de los planes que tiene nuestro conjunto de células, que juega con nosotros a una liga mayor, y seguimos pensando en nuestra gloria, nuestro épico deseo, cuando no somos más que hierba.

You can’t accept the bite of death and so you’re not hearing the song of the universe.

Joseph Campbell, Goddesses: Mysteries of the Feminine Divine